Dice Peter Drucker que solo hay 3 cosas que suceden de forma natural en la empresa, fricción, confusión y baja productividad. O sea, como en un “reality” de Tele 5. Para solucionarlo necesitamos un buen guion y una buena dirección, lo que en términos empresariales serían la gestión y el liderazgo. La gestión es responsable de hacer las cosas correctamente, es decir, del cómo hacerlas, mientras que el liderazgo se ocupa de hacer lo correcto, es decir, de decidir en cada momento qué es lo que se debe hacer.
En resumen, se trata de ser efectivos, es decir, de ser eficaces, conseguir resultados y de ser eficientes, es decir, capaces de adecuar los medios al resultado que pretendemos obtener. En la mayoría de los casos, ser efectivos equivale a ser competitivos.
Si estamos de acuerdo en que las personas son el principal actor de cualquier proceso empresarial, parece lógico que para ser efectivos como empresa necesitaremos personas efectivas. Como ven esto no es ingeniería de cohetes, sin embargo, en la práctica observamos que no es muy común encontrar empresas que trabajen en serio la efectividad.
¿Qué debemos hacer? Cultivar el liderazgo a todos los niveles. ¿Por qué conformarnos con tener un líder en la empresa o un líder en cada departamento cuando podemos beneficiarnos de las capacidades de todos y cada uno de los miembros de la empresa? Es como esperar hacer una gran película cuando Nicolas Cage es el único protagonista. Decepcionante. Una de las labores de cualquier líder debe ser la de crear nuevos líderes. Esta es la forma en que podremos pasar de trabajar en grupo a trabajar en equipo maximizando los resultados gracias a las sinergias que se generan.
Por otro lado, debe trabajarse la motivación y el compromiso. O tal vez sería más justo hablar de trabajar la desmotivación. Lo habitual es que la gente de saltos de alegría cuando encuentra un trabajo. Analicemos por qué en demasiados casos esa alegría acaba convirtiéndose en desidia. Hay muchísimo por hacer en este sentido.
Por último la productividad personal. Una empresa competitiva necesita personas productivas. Necesita integrar la productividad personal en la cultura de la empresa. La productividad personal no es fruto de la casualidad, sino el resultado de un compromiso con la excelencia, la planificación inteligente y el esfuerzo enfocado, que tiene sus reglas y hábitos, y en la que toda la organización debe estar implicada.
La buena noticia es que el liderazgo, la gestión de la motivación y la productividad personal se pueden aprender y por ello os invito a acercaros a Ibercide donde seguro que encontraréis la formación más adecuada a vuestras necesidades.
Juan Antonio DíazTodas las opiniones, comentarios o afirmaciones vertidas en los vídeos y artículos puestos a disposición desde este servicio web no son responsabilidad de Ibercaja, sino que muestran la opinión del respectivo autor.